Estela de las grandes obras y cineastas heterodoxos de nuestro país, Lejos de los árboles se articula como un viaje anti-turístico por una España de salvajes fiestas populares, un país que por aquella época empezaba a ofrecerse al mundo como supuesto espacio de apertura hacia la modernidad; realidad que Jacinto Esteva cuestiona con la misma fascinación con la que retrata un país asolado por la pobreza, la superstición y unas feroces tradiciones rurales, aunque también urbanas.
Una mirada afectada por la sombra cruel de nuestra historia, pero sobre la que aún respira un hálito de extraña esperanza: aquella que enlaza el mundo de lo ancestral con la encarnación plástica de una belleza sombría. Hay otros mundos, pero están en este, decía Paul Èluard, y Jacinto Esteva lo corrobora aquí cinematográficamente.
David Varela
Codirector artístico de DocumentaMadrid
Arquitecto, pintor, escritor y cazador, Jacinto Esteva fue mucho más que un cineasta […]. Esteva se situó detrás de las cámaras procedente de la pintura y la arquitectura. Después del cine, cansado de obligar a los espectadores a que vieran sus imágenes, volvería al lápiz y a los pinceles […].
Sus films rodados durante la primera mitad de los sesenta son los documentales Notes sur l’émigration. Espagne 1960, Autour des salines y Lejos de los árboles. El periodo poético, vinculado a la Escuela de Barcelona a partir de 1966, incluye Dante no es únicamente severo, Después del diluvio, Metamorfosis y El hijo de María. Cuando en 1971 rueda el que sería su último largometraje de ficción, Esteva ya ha descubierto el continente africano como un espacio de libertad infinita. Allí reencuentra los ritos ancestrales, el culto de la muerte o la brutalidad ejercida contra los animales y las personas que ya ha filmado en la España negra de Lejos de los árboles. El resultado son materiales caóticos y en parte desaparecidos, destinados a dos proyectos inacabados y que nadie ha sido capaz de montar […].
Esteve Riambau