El Museo Reina Sofía y Documenta Madrid presentan esta retrospectiva dedicada a Luke Fowler (Glasgow, 1978), programa organizado en el marco de la colaboración entre ambas instituciones iniciada en 2019. Destacado artista, cineasta y músico británico, nominado al Premio Turner en 2012, Fowler explora la relación entre sujeto y archivo, entre memoria e historia a través de las posibilidades del cine experimental.
Una de las descripciones más certeras del trabajo de Fowler probablemente sea la de una forma de retrato ajena a cualquier convención. En sus películas, situadas en la frontera entre documental y cine experimental, conocemos las experiencias de sujetos heterodoxos a través de fragmentos audiovisuales de sus vidas y experiencias, así como de un entorno material y paisajístico cuidadosamente rodado y editado en un rutilante 16 mm con un ritmo insuperable.
Los marginados de la historia cultural o personalidades que apenas reciben atención son el tema principal de este artista, ya sea la cineasta y poeta Margaret Tait —Houses (for Margaret)—; Pavillion, el colectivo británico de fotografía, feminista y pionero —To the Editor Of Amateur Photographer—; el fundador de la antipsiquiatría R. D. Laing —All Divided Selves—; las comunidades remotas de las Tierras Altas escocesas —Depositions—; los residentes invisibles de un vecindario de Glasgow —Anna, Helen, David y Lester— o incluso su propia madre —Mum’s Cards—. Las películas de Fowler son retratos compasivos que generan sensaciones o estados de ánimo antes que cualquier noción de integridad o linealidad, habitando en los espacios en los que estos heterogéneos individuos pasaron sus vidas y recopilando los materiales que acumularon a lo largo del tiempo. Si cada persona deja huellas, ya sean textuales, pictóricas o audiovisuales, Fowler es su archivero reflexivo y tierno, llevándolas a una composición suave, nunca restrictiva, para que sus múltiples subjetividades, materialidades, temporalidades, ambigüedades e ideologías subyacentes sean expuestas. Su empleo del 16 mm, en sí mismo un proceso de captura de huellas, tiene un cometido perfecto para esta finalidad.
Su cine resulta siempre un ejercicio de escucha al mismo nivel que de visionado, ya que música y sonido forman una parte integral de sus películas. Fowler, quien asimismo es un músico de exitosa carrera, retrata con generosidad a músicos dentro de esta amplia galería de marginados y heterodoxos. Así ocurre con el precursor homosexual de la electrónica Martin Bartlett —Electro-Pythagoras (a Portrait of Martin Bartlett)—, el compositor y profesor de Nueva Inglaterra Christian Wolff —For Christian— y la artista sonora británica Sue Tompkins —Country Grammar (with Sue Tompkins)—. Además, los paisajes sonoros envolventes y los acompañamientos musicales que forman parte integral de la obra de Fowler se construyen mediante colaboraciones directas con artistas sonoros, compositores y sonidistas, como Lee Patterson (A Grammar For Listening – Part 1), Éric La Casa (A Grammar For Listening – Part 2) o Toshiya Tsunoda (A Grammar For Listening – Part 3, Cézanne).
El punto de partida de la retrospectiva es el estreno en España del cortometraje más reciente de Fowler, Patrick, el cual resume los enfoques formales y las preocupaciones temáticas que recorren su obra. Este retrato de 21 minutos de Patrick Cowley, artista gay pionero de la música electrónica en San Franciso que murió de SIDA en 1982, explora su legado de una manera cambiante, intercalando entrevistas con sus contemporáneos y tomas de su correspondencia y archivo material con fragmentos luminosos e impresionistas de California y de los paisajes urbanos que llamó su hogar, todos unidos por los sonidos dinámicos del propio Cowley.
La característica definitiva de Luke Fowler tal vez sea su ritmo, ya que sonido e imagen se encuentran entrelazados y este compás emerge de la banda sonora, pero no se circunscribe a ésta. La singular concepción del montaje del artista crea patrones y pulsaciones propios, una sensación nerviosa, hipnótica e intensamente corpórea que encaja con su inquieta curiosidad por aquellos sujetos a quienes retrata. Una de las primeras frases de Electro-Pythagoras (a Portrait of Martin Bartlett) nos ofrece la mejor manera de describir estas combinaciones únicas y delicadas de sonidos y movimientos, de historias y sujetos: una cierta predilección por las cosas fuera de lo común.
James Lattimer